LOS BORDES DEL TIEMPO: DONDE EL CUIDADO SE VUELVE PRESENCIA
- Rodrigo Cagigas

- 11 jun
- 3 Min. de lectura
Por Sonia Saavedra
Hay edades que parecen desvanecerse como la niebla, y otras que se hacen más nítidas mientras el cuerpo se vuelve más lento. La vejez, a veces silenciada por la prisa del mundo, guarda una forma secreta de lucidez.
En los bordes del tiempo habitan los días lentos. Los que no se corren, los que se dejan estar. Allí donde ya no se persigue el futuro como un trofeo, la vida adopta otra forma: más pausada, más sencilla, más desnuda. Y sin embargo —o justamente por eso—, más verdadera.
Este blog nace como un gesto. Un intento por abrir la conversación sobre lo que casi no se dice: cómo estamos cuidando a quienes ya no corren, ya no producen, ya no exigen... pero sí sienten, sí sueñan, sí existen. Porque envejecer no es dejar de ser. Es ser de otro modo. Y ese otro modo también merece ser visto con reverencia.
Durante mucho tiempo, la vejez fue tratada como una espera. Una antesala del final, un lugar de pérdida, de carencia, de declive. Pero esa mirada es, ante todo, injusta. Porque no reconoce la riqueza que aún habita en quienes han vivido más.
La Organización Mundial de la Salud (2015) propone un cambio radical: envejecer no implica necesariamente enfermedad o dependencia. No hay una única forma de envejecer. Las trayectorias son múltiples y dependen de factores sociales, económicos, culturales y emocionales. “No existe una persona mayor ‘típica’” (OMS, 2015, p. 6), y por ello, los sistemas de salud deben orientarse a lo que llaman capacidad funcional, es decir, la posibilidad real de hacer lo que una persona considera valioso.
Qué palabra tan honda: valioso. Lo valioso no siempre es visible. A veces está en los rituales pequeños: en las manos que aún quieren regar plantas, en la memoria de una canción que se repite para no perderse, en la mirada que todavía reconoce a quien ama.
En DIGNITY no partimos del déficit. Partimos del alma. Nuestro propósito no es simplemente ofrecer servicios de cuidado, sino devolver al cuidado su significado más humano: presencia, escucha, vínculo.
Creemos que cuidar es mirar sin prisa. Que cuidar es recordar que un cuerpo frágil puede alojar una mente lúcida, una historia valiente, una ternura infinita. Cuidar es quedarse cuando todos se han ido. Es nombrar a la persona por su nombre, no por su diagnóstico. Es hacer espacio para lo que aún importa.
No queremos llenar formularios: queremos abrir conversación. No queremos acelerar procesos: queremos honrar tiempos. Queremos formar parte de un movimiento que vea la vejez no como un problema a resolver, sino como una etapa a acompañar con dignidad.
El nombre DIGNITY no es casualidad. Es una elección ética y estética. Porque creemos que la dignidad no se otorga, se reconoce. Está en cada persona, sin importar su edad, su autonomía o su diagnóstico.
Como señala la OMS (2015), invertir en el bienestar de las personas mayores no es un gasto, sino una inversión en justicia, cohesión social y humanidad. El cuidado digno genera beneficios sociales y económicos: permite la participación activa, reduce desigualdades, y fortalece los lazos comunitarios.
Este no es un camino fácil. Implica ir contra la lógica de lo rápido. Implica decir que no a la despersonalización. Implica mirar con los ojos del corazón, incluso cuando hay cansancio.
Pero es también un camino de belleza. Porque quien cuida así descubre un lenguaje secreto: el lenguaje de la lentitud, el de las manos tibias, el de los silencios compartidos donde no hace falta decir nada.
Aquí, en este espacio, no solo compartiremos información. También habrá historias. Relatos de quienes cuidan y de quienes son cuidados. Reflexiones sobre el tiempo, el cuerpo, el alma, la memoria. Pequeños destellos que nos recuerden que la vejez no es solo una etapa… es una forma distinta de presencia.
Quizás, si escuchamos con atención, descubramos que las personas mayores no han dejado de enseñarnos. Solo que ahora lo hacen en voz baja, como quien canta una canción antigua al oído del mundo.
Bienvenidos a este rincón donde el tiempo se vuelve sagrado. Donde el cuidado no es delegación, sino arte. Y donde la dignidad no es un eslogan, sino una forma de mirar.
Referencia
Organización Mundial de la Salud. (2015). Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud: resumen. Ginebra: OMS. https://www.who.int/publications/i/item/9789240694811
“Hay palabras que cuidan. Y hay cuidados que escriben historias.”
— Sonia Saavedra

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